Una historia de tres: nuestra lactancia en tándem

FOTO 127Llevo cuatro años, siete meses y tres semanas dando teta. Este verano celebraré nada menos que cinco años de lactancia ininterrumpida, dos de ellos en tándem. Creo que es un buen momento para sentarme a contar mi experiencia porque presiento que mi hija está a punto de tomar otra gran decisión: dejar la teta. Para mí es un sentimiento agridulce, amargo porque en cierta forma implica un nivel más de separación, al menos físicamente (digo «otra» decisión porque hace unos meses decidió dejar mi cama y dormir en su propia habitación), y dulce por las muchas horas que hemos disfrutado dando y recibiendo teta. No sé si será una fase más de las tantas que hemos vivido hasta ahora, pero lo cierto es que desde hace unas semanas las tomas ya son casi una anécdota…

Con mi hija tuve una lactancia prácticamente perfecta, asquerosamente perfecta, ni mastitis, ni grietas, ni congestión, ni abscesos… Carla tenía 2 años cuando me quedé embarazada de Noah, y lo cierto es que no me planteé qué hacer con la lactancia, decidí dejar que las cosas siguieran su curso. La gente me preguntaba si iba a darle a los dos de mamar cuando pariera y mi respuesta siempre era «no lo sé, ya lo decidiremos». Y lo cierto era que no lo sabía. Carla tendría casi tres años cuando naciera el bebé y sentía que era algo que debíamos decidir entre las dos. Yo no tenía ningún inconveniente con la lactancia a dos bandas, y opté por respetar la decisión de Carla. Mi madre había hecho tándem con mi hermano y conmigo, así que para mí no era nada extraordinario. Su experiencia había sido positiva y así me lo transmitió siempre, supongo que por eso viví la situación con mucha tranquilidad.De hecho parecía que el tema preocupaba más a la gente de mi alrededor que a mí misma.

Recuerdo durante el primer trimestre de embarazo tuve que ir a urgencias por una gastroenteritis y además de advertir que estaba embarazada, tuve la ocurrencia de decir que también estaba dando el pecho. Un médico me llevó a una sala, me sentó y me dijo muy seriamente que tenía que destetar inmediatamente a la mayor porque el feto corría un grave peligro. Literalmente sus palabras fueron Noah y Carla peq«la lactancia y el embarazo son absolutamente incompatibles». Amablemente le agradecí su consejo y me fui a casa. Desgraciadamente no fue el único comentario con el mismo mensaje que escuché durante el embarazo.

Aunque había leído que a menudo ocurría, Carla no se destetó durante el embarazo, pero alrededor del 6º mes empezó a mamar menos, imagino que bajaría la producción o cambiaría el sabor. Al margen de las molestias en los pechos de las primeras semanas de embarazo no experimenté ningún problema, pero curiosamente sí que de repente comenzó a molestarme mucho que «sintonizase» una teta mientras mamaba de la otra. No era dolor, simplemente una sensación muy desagradable. Le expliqué a Carla lo que ocurría y dejó de hacerlo. Al final del embarazo, obviamente el mayor problema era acoplar una niña de 3 años sobre una barriga tremenda y conseguir que las dos estuviéramos cómodas. Era bastante complicado.

Carla estuvo en el parto cuando nació su hermano y una vez cortado el cordón umbilical, se colocó junto a mí y se enganchó a la teta que quedó libre mientras Noah tomaba su primer trago. Fue un momento mágico entre los tres. Noah descubriendo nuevas sensaciones, Carla descubriendo a su hermano, y yo… flotando en una nube. pari 1Ese momento se ha repetido muchas veces durante los últimos dos años y si ahora, que siento que se acaba, tuviera que rescatar algo de mi experiencia con la lactancia en tándem sería indudablemente cualquiera de esos minutos mágicos de fusión entre los tres. Durante los primeros meses creo que para Carla fue todo un lujo poder ir adaptándose a la nueva situación al calor de la teta, se pasaba horas mirando a su recién estrenado hermano, lo tocaba, lo acariciaba, lo veía crecer día a día a 20 centímetros de distancia. Y viceversa, por supuesto. Cada vez había menos curiosidad y más complicidad en sus miradas… A veces, cuando Noah perdía el pezón, Carla alargaba la mano le ayudaba a buscarlo otra vez. Si Noah se atragantaba, Carla salía corriendo por si le «gomitaba» encima. La teta ha sido para los dos un punto de encuentro… se han peleado por todo o casi todo, por un mismo juguete, por un mismo tenedor, por el mismo trozo de tortilla, por soplar antes las velas en los cumpleaños… pero la teta ha sido siempre ese pequeño paréntesis de paz.

Y ahora voy a romper el encantamiento que envuelve al relato… y es que no todo ha sido fácil y maravilloso. Hemos pasado por momentos duros. Quizás lo más «molesto» lo viví al principio de la lactancia en tándem. Como he contado, al final del embarazo Carla mamaba muy poquito pero cuando nació Noah, volvió a engancharse como si se acabara el mundo. Había días que mamaba mFOTO 055ás veces la mayor que el bebé y recuerdo la sensación de vivir todo el día con la teta fuera, pero literalmente, a todas horas. Entre las tomas del pequeño, de la mayor y los momentos de trío… fueron unas semanas difíciles. Yo dormía entre los dos y recuerdo noches horribles de estar cambiando de posición constantemente. Cuando uno acababa de mamar, empezaba el otro… Decidí quitarle las tomas nocturnas a Carla, y tratando de solucionar un problema, solucioné dos porque a partir de entonces empezó a dormir toda la noche de un tirón. Supongo que pensaría que si no había teta, no valía la pena interrumpir su sueño.

Con el tiempo la mayor fue regulando sus tomas y durante el último año prácticamente se habían reducido a dos diarias: una al despertarse y otra antes de dormir… por el día me pedía muy poco. Pero como decía al principio, durante las últimas semanas ha bajado la demanda considerablemente. Prácticamente hace una toma aislada cada 2-3 días, por eso tengo la sensación de que esto es el principio del fin.Por otra parte, está la sensación de ir nadando a contracorriente. Dar explicaciones cansa. Escuchar «¿hasta cuándo van a mamar?» cientos de veces, cansa. Comentarios como «si dejas que la niña te mame, el bebé se quedará sin leche», cansan. Que mi hija me diga «mamá, no le digas a nadie que tomo teta, es un secreto entre nosotras», cabrea. Y mucho. Supongo que también ella está cansada de escuchar «pero si tú ya eres muy mayor para tomar teta».

Esta ha sido mi experiencia y ha habido de todo… momentos malos, momentos buenos, mucha magia, mucho esfuerzo, mucho desgaste, muchas explicaciones, mucha emoción… pero si volviera atrás en el tiempo, creo que haría exactamente lo mismo. Porque el sabor que me queda en la boca es dulce, muy muy dulce…

Rochelle Núñez

9 comentarios en “Una historia de tres: nuestra lactancia en tándem

  1. Me ha encantado esta bonita historia!!
    Dar el pecho es una experiencia inolvidable, yo a mi hijo se lo di hasta casi los tres años y fue el solito q se destetó, si no aún seguríamos con ello…

  2. Que bonito relato,me he emocionado y como no …si lo has mamado que suerte la tuya de tener esa escuela.Y que suerte tus peques de tenerte como madre.
    bsts.
    Gracias chicas por acercarnos estas historias.

  3. Hola Rochelle mi nombre es Amaya, estoy en una situaciòn parecida a la tuya. Tengo algunas dudas que me gustaria comentarte, si te parece nos podemos comunicar por correo electronico. Te doy el mìo. amayacoca@hotmail.com. Te agredecerìa que me escribieras y asì poder hablar màs fluidamente. Gracias

  4. Hola , yo queria ver si puedes ayudarme,ahora que estoy embarazada e visto que la leche se pierde o salen gotitas del 4 al 6 mes y queria saber si se reduce tanto.un saludo y enhorabuena me encanto leer tu historia

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